Jane Lohrentz

Diagnosticado el 07/01/2006

My torno (melanoma) aparecieron durante mi primer embarazo en 2004. Se lo comenté a mi ginecólogo y me dijo que no era raro que aparecieran lunares nuevos durante el embarazo. Poco después, quedé embarazada otra vez y el lunar se hacía cada vez más grande y feo.

En 2006, apenas 6 semanas después de que naciera mi bebé y mi hija mayor tenía dos años, me diagnosticaron Fase Melanoma 1B: profundidad de Breslow de 8 mm y nivel IV de Clark.

Había visitado a mi médico de atención primaria (PCP) pensando que tenía una prueba de Papanicolaou basal. (SCD por sus siglas en inglés), carcinoma en mi hombro. Mientras el doctor me estaba quitando el lesiónLa vanidad me hizo pedirle que me quitara el feo lunar que tenía en la parte superior del brazo izquierdo.

Para mi sorpresa, me llamó una semana después y me dijo que tenía... células cancerosasLa lesión en mi hombro era de células basales… ¡y el lunar feo en mi brazo era un melanoma!

Mi cabeza empezó a darme vueltas. ¿Alguien me dio un puñetazo en el estómago? Creo que voy a vomitar... ¡Qué sorpresa! ¿Me voy a morir? ¿Qué pasará después? ¿Dejaré a mi marido y a mis dos bebés a su suerte? Esos fueron solo algunos de los pensamientos y sentimientos que experimenté durante los momentos siguientes. Todo era confuso.

Mi médico de cabecera me refirió a un piel cirujano oncólogo, quien luego me remitió a un cirujano oncólogo Realizar un estudio sobre pacientes con melanoma. El siguiente paso fue realizar un escisión local amplia (WLE) para extirpar quirúrgicamente el melanoma. También me recomendaron que me hiciera un ganglio centinela biopsia (SNB) al mismo tiempo para determinar si el cáncer se había propagado a mi la linfa nodos

La espera para conocer los resultados fue una agonía. Cuando mecía a mi hija para que se durmiera, se me llenaban los ojos de lágrimas. No podía dejar de preguntarme si llegaría a verla crecer. Me di cuenta de que no era invencible.

Seis días después, mi marido y yo recibimos los resultados en el consultorio del médico. La gracia de Dios me dio paz y estaba lista para escuchar el resultado, fuera cual fuera. Fue una excelente noticia. No se encontraron rastros de melanoma en los dos ganglios que me extirparon. Seguía en estadio 1, la mejor noticia posible dada la situación.

Me hago controles de la piel cada tres meses, lo cual es muy importante. Un año después de mi diagnóstico inicial, mi médico encontró otro lunar sospechoso que resultó ser un melanoma in situ. Desde entonces no ha surgido nada nuevo. Me reviso la piel una vez al mes para buscar lunares que hayan cambiado y asisto a mis citas médicas.

Me he acomodado en una zona de confort y he aceptado mi situación como una buena noticia. La ansiedad disminuye y la vida continúa. Tengo cuidado con mi exposición a la radiación ultravioleta y me mantengo alejado del sol tanto como sea posible durante las horas del mediodía. También uso ropa que me proteja del sol si salgo al aire libre durante un período prolongado.

He encontrado consuelo al hablar con otras personas que se encuentran en la misma situación. Participar en caminatas y eventos relacionados con el melanoma me ha resultado útil. Estoy agradecida por todas las bendiciones que he recibido. Ahora tengo una nueva apreciación por las personas y las alegrías simples de esta vida... y estoy agradecida con Dios por todo ello. Estaré bien, pase lo que pase. El melanoma no va a controlar mi vida.

Mi esperanza es que se encuentre una cura para el melanoma para que nadie sufra innecesariamente.