Jay era muy cariñoso, amable, generoso y siempre feliz. Su pasión era intentar hacer felices a los demás. Le encantaba la vida. Sus aficiones eran pescar y jugar al Texas Holdem con sus amigos.
En noviembre de 2009, a la edad de 26 años, Jay descubrió un lunar en el cuero cabelludo, justo encima de la oreja izquierda. Inmediatamente tuvimos una cita con su médico para examinar este lunar. Nos remitió a un cirujano plástico y de cáncer de piel para que le extirparan el lunar y le hicieran una biopsia. Unas semanas más tarde recibimos una llamada diciendo que se trataba de un lunar típico superficial A. Como no sabíamos nada de este tipo de lunares ni de melanomas, solicitamos que un especialista en melanomas del Beth Isreal de Boston echara un vistazo a las láminas y examinara a Jay. Ambos médicos estuvieron de acuerdo en hacer un escáner PET, un escáner CT y una escisión más amplia en la zona donde estaba el lunar. Todo salió bien. Jay sólo tenía que ser examinado anualmente.
A principios de marzo de 2013 Jay sufrió un ataque masivo y fue llevado al hospital donde una tomografía computarizada reveló 12 tumores inoperables en su cerebro. En ese momento fue enviado a Mass.General en Boston. Más pruebas revelaron un tumor en su pulmón y se hizo una biopsia. El resultado de la patología fue un melanoma maligno metastásico en fase IV y le dieron sólo cuatro meses de vida. Nunca pensamos que este lunar volvería y nos daría este devastador diagnóstico.
Jay empezó inmediatamente a recibir radiación en todo el cerebro y varios tratamientos, incluyendo Zelboaf y luego el combo Mek/Tafinlar, pero ambos tratamientos no funcionaron. Jay falleció después de una dura batalla el 28 de enero de 2014 a la edad de 30 años.

Los médicos de Jay atribuyeron su digognosis de melanoma a su uso de camas de bronceado que comenzó a la edad de 16 años y medio.
Jay te diría: ¡No te broncees! ¡No vale la pena!
¡Te queremos Jay y te echamos mucho de menos!