Bill Wagner fue el padrastro más asombroso que jamás podría haber soñado. A lo largo de su larga batalla de 2 años con esta devastadora enfermedad, continuó demostrando lo inspirador que era para todos los que lo conocían.

Billy (como yo le llamaba) luchó contra el cáncer con la cabeza alta y no se quejó. Fue cuidado por su cariñosa familia y su esposa, a quienes adoraba y apreciaba más de lo que nunca imaginó.

No hay un solo día que pase en el que no se le eche verdaderamente de menos. Su recuerdo perdurará entre todas las personas que le querían.

Layne Niekamp, hijastra