Kristina Rist

Diagnosticado el 11/01/2011

Mi nombre es Kristina. Tengo 25 años, soy madre de una hermosa niña de 10 años, acabo de adquirir mi primera casa con el hombre de mis sueños, un nuevo cachorro (ahora tenemos 3 perros) y, a partir de noviembre de 2011, melanoma.

Me encontré con un torno En mi tobillo derecho, que estaba un poco levantado, y como ya era una persona paranoica, fui directamente a que me lo quitaran. Unas semanas después, recibí una carta por correo que decía que tenía melanoma. Fase tIa, Breslow 0.4. Fue como si me cayera una tonelada de ladrillos; no podía respirar y me puse a llorar de inmediato. Solo tengo 25 años, acabo de inscribirme de nuevo en la universidad, tengo una casa nueva; ¡Dios mío, ¿voy a morir?!?! Pasan tantas cosas por tu cabeza, normalmente las peores también.

Entré y tenía una puerta abierta. excisión Ya terminé, lo que ahora significa que tengo un gran agujero abierto en el tobillo. Estuve en cama durante casi un mes porque la presión de caminar era muy dolorosa. He estado muy atenta a cada lunar que tengo en el cuerpo y ya me han extirpado dos veces más. Esta mañana me llamaron para decirme que de las tres biopsias que me hicieron hace dos semanas, dos de ellas son graves y serán melanomas si no las extirpan. ASÍ QUE aquí estoy de nuevo con otro agujero en la pierna izquierda y otra cicatriz en la espalda.

Tengo muchos lunares en el cuerpo, así que mi instinto me dice que esto está lejos de terminar. Pero lo superaré. Pasé tanto tiempo llorando y sintiéndome mal por mí misma que ahora me enojo y estoy decidida a mejorar mi salud, deshacerme de esto y vivir la vida que mi familia y yo merecemos. Por supuesto, estoy asustada, pero sé que debo ser fuerte por mi hija y por mi propia cordura.

Ojalá los adolescentes supieran lo peligroso que es broncearse. Yo me bronceé unas diez veces en toda mi vida y me quemé cuatro veces, y eso fue todo. Espero poder organizar algún tipo de evento. piel células cancerosas Camina por nuestra ciudad para ayudar a crear conciencia sobre la gravedad de este cáncer. Es extraño que, incluso viviendo en la ciudad de la “gran” Clínica Mayo, todavía sienta que no estoy recibiendo las respuestas que necesito ni la mirada experta que requiere esta enfermedad.